Querido hijo:
Han
pasado 12 años desde el día en que llegaste como un huracán a nuestras vidas.
Te llevaste por delante todas nuestras expectativas, nuestros planes, nuestros
sueños… y ¿sabes qué? Te lo agradezco hasta el infinito. Si no hubieras llegado
a nuestras vidas, no conoceríamos lo que significa esforzarse por tres para
conseguir uno; caer, ponerse una tirita y seguir caminando; seguiríamos
viviendo en nuestra burbuja, sin saber que ahí fuera existe un mundo cruel; sin
saber que no todos somos iguales, porque unos son más iguales que otros y no
todos tienen los mismos derechos. Tampoco habríamos sentido que el corazón se
puede partir en dos, pero que, con la aguja adecuada, lo podemos volver a coser
y seguir adelante. Nunca habríamos entendido lo que de verdad importa y lo que
es mejor apartar.
Gracias a ti, hemos conocido un mundo que no
sabíamos que existía y gracias a ti, no sé si somos mejores personas, pero sí
tratamos de serlo cada día.
Cada día, cada
hora, cada minuto, aprendo algo nuevo de ti.
Como cada año, te vuelvo a pedir perdón y como
cada año sé y sabes que era “lo que tocaba”: llorar, patalear, maldecir…y
continuar. No eres el hijo que soñábamos, y por eso, otra vez te doy las
gracias.
Nuestra vida
sería otra si aquel niño imaginado hubiera llegado, pero estoy segura de que
hubiera sido una vida peor.
Gracias por ser, por llegar, por estar y por seguir. Gracias por tus “te
amo malditasea”, por tus “yo no fui”, por tus "Sporting de Gijón" o "Real Oviedo" según a quien quieras fastidiar, por romper estereotipos de niños
cariñosos siendo un “cabroncete”, gracias y mil veces gracias por elegirme y permitirme ser
tu madre.
Te quise, te quiero y te querré.
Feliz cumpleaños
No hay comentarios:
Publicar un comentario