miércoles, 6 de febrero de 2019

INCLUSIÓN, DIVERSIDAD Y VISIBILIDAD






Y entonces ocurre; escuchas un discurso potente, de corazón a corazones, que llega con fuerza y debe llegar para quedarse. Entonces ocurre; escuchas hablar a la diversidad sobre ella misma y te emocionas, lloras: igual que el día que tu hijo anduvo por primera vez, después de 23 meses esperando y trabajando para que llegara ese momento; lloras como el día que leyó perfectamente «San Claudio» «Escamplero»; lloras y piensas que a pesar de las dudas, de la lucha, del esfuerzo continuo...sí quieres tener un hijo como él; y aún sabiendo que no sois los mejores padres ni los que mejor lo hacen, esperas y deseas que sepa que todo aquello que hacéis, con mayor o menor acierto se dirige a darle su lugar en el mundo, para que nunca sienta que no hay sitio para él.