Y entonces ocurre; escuchas un discurso potente, de corazón a corazones, que llega con fuerza y debe llegar para quedarse. Entonces ocurre; escuchas hablar a la diversidad sobre ella misma y te emocionas,
lloras: igual que el día que tu hijo anduvo por primera vez, después de 23 meses esperando y trabajando para que llegara ese momento; lloras como el día que leyó perfectamente «San Claudio»
«Escamplero»; lloras y piensas que a pesar de las dudas, de la lucha, del esfuerzo continuo...sí quieres tener un hijo como él; y aún sabiendo que no sois los mejores padres ni los que mejor
lo hacen, esperas y deseas que sepa que todo aquello que hacéis, con mayor o menor acierto se dirige a darle su lugar en el mundo, para que nunca sienta que no hay sitio para él.
wow me da gusto que alguien siga escribiendo blog. No dejes de hacerlo con el corazón en la mano. felicidades
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